#22 Andrés Montero, Macarena Morales y Luis Peña Álvarez
Libros ilustrados, terror infantil y relatos orales.
Hola, hipergrafista 👋
En esta edición nos dimos una vuelta por el mundo de los libros ilustrados, el terror infantil y los relatos orales, para entregarte una lectura amena en estos días de la marmota. Si gustas, lee y comparte estas breves entrevistas:
Andrés Montero, escritor y narrador oral, sobre su libro La muerte viene estilando, y cómo la oralidad interviene en su proceso de escritura.
Macarena Morales, editora de Muñeca de Trapo, nos cuenta acerca de su inédita llegada al mercado coreano y sus próximas novedades.
Luis Peña Álvarez, escritor e ilustrador de La familia M, nos habla de cómo se inspiró en viejas y extrañas costumbres fotográficas para crear su primer libro álbum.
Aprovechamos de agradecer a Editorial Planeta por enviarnos ejemplares de Isla Decepción de Paulina Flores y Ceres de José Miguel Martínez. En las siguientes ediciones de Hipergrafía se vienen micro entrevistas sobre estas publicaciones.
Esperamos que disfrutes esta entrega del boletín.
Andrés Montero: “Si la muerte viene estilando es porque ha ido al encuentro y porque entiende a los humanos”
La muerte viene estilando, el nuevo libro de Andrés Montero (La Pollera, 2021), comienza con un viaje sin rumbo que luego es interrumpido por la oscuridad, la desconexión y el silencio. En esta nueva publicación convergen el campo, la vida en el mar, los sonidos de la ruralidad, sus dichos, prácticas, costumbres y tiempos. Todo atravesado por la muerte, pero una muerte que su autor quiere desacralizar.
—Las primeras dos páginas del libro evocan el ritmo frenético de la ciudad. Pero después rápidamente llevas al lector a otro territorio. ¿Qué nos dice sobre hoy el mundo que construyes en La muerte viene estilando?
El contraste entre esos dos mundos pasa sobre todo por el tiempo. No creo que el campo sea mejor que la ciudad, ni al revés. Son espacios distintos. Así como hay aspectos culturales de la ruralidad que me disgustan, hay otros que me fascinan. Entre los últimos está el tiempo. Cuando viví en el sur me sorprendía que los horarios de las reuniones fueran casi simbólicos. A mí, como santiaguino, primero me desesperaba. Luego me di cuenta de que el tiempo tiene otro valor, que suele estar más cerca del encuentro con el otro y la conversación que con cumplir reglas y horarios. Extrapolándolo, la vida entera merece otro ritmo, más pausado, a la velocidad del paisaje. Y creo que eso es una enseñanza que el mundo de hoy no debe perder de vista, porque corremos el peligro de que los apuros y el exceso de información nos hagan olvidar que la vida puede tener un sentido propio, que no es una carrera contra nadie. La muerte, entonces, aparece como una compañera más del camino y no como una enemiga. Algo de eso quise retratar en el libro.
—Divaguemos sobre las palabras: ¿qué te evoca a ti la palabra “estilar” y por qué la hermanas con “muerte”?
Recuerdo muy bien a los viejos sureños viéndome llegar empapado y decir: “¡Viene estilando, el Andresito!”. Me gusta mucho esa palabra. El que viene estilando siempre tiene algo que contar. Además, la palabra “venir” quiere decir que se ha llegado a algún lugar donde ya hay alguien, esperando o no (por eso dice “viene”, y no “va”). Se llega al encuentro. Y estilando. Con algo que contar. La muerte, en mi opinión, es aquello que termina de dar sentido a la vida. La imagen de una muerte que también se moja, que “viene estilando”, me hace pensar en esa compañera de camino, que viene porque le toca, y que tiene algo que contar. Pero no le hace el asco a la lluvia. Al revés. Transita junto a nosotros. Si la muerte viene estilando es porque ha ido al encuentro y porque entiende a los humanos. Es capaz de vivir algo tan natural como empaparse en la búsqueda de un destino. En el fondo, el título del libro es una desacralización. Un intento por naturalizar la muerte.
—Me interesa saber cómo la oralidad interviene en tu proceso de escritura. ¿Sueles leer en voz alta, recitar, escuchar lo que escribes?
Sí, en las mañanas escribo, en las tardes corrijo y en las noches leo en voz alta. La lectura a viva voz es muy importante porque me da el tono que busco en la literatura. Todas las comas, puntos, etc., pueden cambiar cuando se lee en voz alta. Por ejemplo, en un diálogo uno debería, siendo correcto, escribir: “Y eso, ¿qué te importa a ti?”. Pero al leerlo en voz alta, uno se da cuenta de que la oralidad invita a escribir: “Y eso qué te importa a ti”. La oralidad está presente en mis libros sobre todo en esos detalles. Además, Nicole, mi compañera, me escucha leer lo que escribo y me hace sugerencias y comentarios. Bueno, también tengo otros libros que primero han sido orales y después pasaron al papel, como Alguien toca la puerta. En ese caso, el proceso es distinto y muchísimo más vinculado a la oralidad.
Enlaces:
Puedes seguir a Andrés en Twitter.
En el sitio de La Pollera puedes comprar La muerte viene estilando.
En nuestro canal de Youtube subimos un video de cinco minutos leyendo las primeras páginas del libro.
Andrés es director de la Escuela de Literatura y Oralidad Casa Contada, que ofrece talleres y edita libros.
Macarena Morales: “Nunca antes una editorial coreana había comprado los derechos de un libro infantil chileno”
Con varias novedades bajo el brazo, Macarena Morales, editora de Muñeca de Trapo, nos habla sobre la llegada de dos de sus libros al mercado coreano, sobre la importancia de contar bien una historia y de abordar temáticas contingentes y necesarias en un país en constante cambio, como lo es su novedad La balanza inclinada, inspirada en el estallido social de octubre de 2019.
—¿Pueden contarle a la comunidad de Hipergrafía qué aspectos caracterizan su catálogo como editorial?, ¿cuál es el sello de Muñeca de trapo?
Un aspecto que caracteriza el catálogo editorial de Muñeca de Trapo y que atraviesa todos nuestros libros es la calidad tanto estética como literaria: nos preocupamos que cada una de las historias estén bien contadas para que ambos lenguajes, el visual y el textual, no solo convivan sino que además se complementen y se potencien mutuamente. Asimismo, una parte importante del catálogo se caracteriza por abordar temáticas contingentes y necesarias; inclusive si estas no son del todo comerciales. Tal es el caso de nuestro primer libro publicado, La niña que se escondía demasiado (2017) de Joceline Pérez Gallardo, que trata sobre el proceso de adaptación de una pequeña en un hogar de menores o Archibaldo y Reinaldo de Gabriela Germain (2020), un libro silente que narra temas tan complejos como la depresión y la ansiedad.
—La llegada de Añañuca y La niña que se escondía demasiado al mercado coreano es motivo de orgullo para nuestra industria editorial. ¿Qué significado tiene para ustedes el poder llegar allá y qué otros mercados están explorando?
Para nosotros el haber sido publicados en Corea es casi surreal. Cuando comenzamos en 2017 jamás ni siquiera imaginamos que dos de nuestros títulos estarían en el mercado asiático. Inclusive me aventuraría a decir que esta cesión de derechos es inaudita: nunca antes una editorial coreana había comprado los derechos de un libro infantil chileno. Todo nuestro catálogo es representado en el exterior por VLP Agency y es esta agencia literaria la que está explorando distintos mercados en cuanto a cesión de derechos se refiere. Ahora bien, por otra parte, nosotros como editorial estamos explorando distintos países donde distribuir: en octubre del año pasado logramos entrar en las librerías de Argentina con algunos de nuestros títulos, en diciembre llegamos a Colombia, en abril de este año a Estados Unidos y en estos momentos estamos en conversaciones para ingresar en las librerías de Uruguay con nuestros dos libros para bebés.
—¿Cuáles son sus próximas novedades y qué temáticas abordan?
Una de nuestras novedades es La balanza inclinada de Paulina Jara y Cristian Garrido. Este título surge a raíz de los acontecimientos sucedidos en nuestro país en octubre de 2019 y retrata de manera metafórica las desigualdades que subyacen hasta hoy: mientras el rey elige el terreno más frondoso para su castillo, el resto de los habitantes debe conformarse con lugares secos y sombríos; mientras el soberano llena sus platos de comida deliciosa, el pueblo no tiene qué comer. Sin duda, un libro que llevará a los lectores a cuestionarse sobre las situaciones que vivimos a diario. Otra de nuestras novedades es Cuando grande quiero ser… de Amparo García y Margarita Valdés. Las profesiones y los oficios coexisten en este libro informativo (¡el primero de Muñeca de Trapo!) y son igualmente importantes, dando a entender que todos somos valiosos y contribuimos de una forma u otra a la sociedad.
Enlaces:
El sitio web de Muñeca de Trapo.
Conoce a sus autorxs e ilustradorxs.
Luis Peña Álvarez: “Los «M» tienen los ojos cerrados, como si estuvieran durmiendo en cada escena. Tienen la estética victoriana del eterno velorio”
Aludiendo a lo macabro con toques de humor, el escritor e ilustrador Luis Peña Álvarez se atreve a contar una historia que hace guiños a la antigua costumbre de fotografiar a las personas después de muertas. Se trata de La familia M publicado por Ediciones Pozo de Arena, un libro álbum que nos presenta el misterio de una familia muy peculiar que, cuadro a cuadro, se prepara para una celebración que jamás olvidarán.
—Los libro álbum se caracterizan por combinar texto e ilustraciones. ¿Cómo fue el proceso creativo: primero el texto, luego las ilustraciones, o fue a la par?
El proceso creativo fue simple. Partí por la idea: una familia que prepara una celebración, el cumpleaños de la hija mayor. A partir de ahí hice los primeros bocetos, algo así como un storyboard. Ya visualizadas las escenas, comencé el diseño de los personajes (sus características físicas, vestuarios de época, peinados y otros detalles). Después de eso desarrollé los textos y escribí los diálogos. Cuando ya tenía todo más o menos claro, me puse a hacer los primeros dibujos, luego escogí los mejores y comencé el trabajo con los lápices y las tintas. Al final, los editores hicieron sus observaciones y me señalaron las correcciones que debía hacer.
—¿Qué te motivó a escribir una historia vinculada con la antigua costumbre de fotografiar a las personas después de muertas?
Siempre me llamó la atención la era victoriana y su oscura relación con la muerte, reflejada de distintas formas en el arte y la literatura, además de toda esa cultura macabra derivada de la época y la más popular de comienzos y mediados del siglo XX. Entre esas manifestaciones artísticas, mis favoritas son las historias de fantasmas y el cine fantástico y de terror. Sobre la fotografía postmortem, lo que me atrajo fue esa engañosa naturalidad de las personas muertas, sentadas y recostadas, dando la impresión de estar dormidas o descansando. Los «M» tienen los ojos cerrados también, como si estuvieran durmiendo en cada escena, y la estética victoriana del eterno velorio. Por lo menos ese es el juego visual y estético que yo quiero insinuar en su arte.
—¿Por qué elegiste la técnica de achurado para dar vida a los personajes y cómo crees que aporta a la historia?
Elegí el achurado como una forma de recrear las técnicas de los grabados del siglo XIX y comienzos del XX, por ejemplo los de Gustave Doré para ilustrar la Divina Comedia, el Paraíso Perdido o El Quijote. Los de Goya para su series Los Caprichos, Los desastres de la guerra o La Tauromaquia y también los del chileno Coré. Esta técnica permite jugar con las texturas, así se consigue un aspecto decadente y oscuro, como la gráfica de los antiguos cuentos infantiles, tan llenos de luces y de sombras. Es una técnica interesante y divertida de realizar, pero a la vez un arduo trabajo que cuando está bien hecho resulta finalmente satisfactorio.
Enlaces:
Puedes seguir a Luis en Instagram.
El sitio web de Ediciones Pozo de Arena.
El animal lector
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