Hola, hipergrafista 👋
¿Cómo han estado tus lecturas de inicio de año?
Yo perdí la disciplina con la que finalicé el 2021.
Por disciplina me refiero a cierta —muy relativa— concentración para leer ordenadamente, sin picotear en exceso.
Este 2022, en cambio, ha sido un despelote.
Hace unos días leí en el teléfono El último pogo de Rita Maldita, de Daniel Hidalgo (Planeta, 2021), una novela en la que confluyen drogas, alucinaciones, harto rock y punk, diálogos relajados y latidos hidalguianos (si se permite esa palabra).
Qué rara sensación es leer en una pantalla tan pequeña. No suelo leer libros así. Pierdo la perspectiva de la extensión, de cuánto llevo, cuánto falta.
Pero esta vez me enganché y no pude parar. Te dejo el enlace a un fragmento inicial del libro.
También seguí avanzando en un ensayo que me ha exigido una lectura reposada: Tecnoceno, de Flavia Costa (Penguin Random House, 2022).
Es un ensayo —más bien tres ensayos y un epílogo— sobre esta extraña era en que los algoritmos, la biovigilancia, nuestra fusión con las máquinas y la inevitabilidad de los “accidentes normales” (la pandemia, por ejemplo) nos acechan, a veces en silencio, a veces descaradamente.
Tiene harta cita a Agamben, Foucault y Deleuze, por si te interesan esos autores.
Pero el libro que da título a este boletín es Última salida, de Sergio Missana (Laurel, 2021), un ensayo que toca la tecla de la crisis climática desde la óptica de las humanidades.
Missana se ocupa de este interregno en el que estamos, pero con un sentido de urgencia y con preguntas duras: “¿cómo sería (o debiera ser) un final digno para la humanidad?” (p. 110).
Hay un momento del ensayo en que Missana reflexiona sobre el rol de la ficción literaria en la observación —representación— gradual o disruptiva de los fenómenos.
Citando al autor indio bengalí Amitav Gosh, habla de un “fracaso imaginativo” para enfrentar la crisis climática. Y agrega:
“Es respecto de esta dimensión narrativa de la crisis que las humanidades pueden —y quizás deben— encontrar su sitio, sumar esfuerzos para buscar sentido y orientación, acaso para enmendar el rumbo, desviarnos de la trayectoria suicida actual, la carretera al infierno, para tomar la última salida” (p. 110).
Si quieres un aperitivo, lee esta entrevista con Missana que publicó The Clinic: “Una de las paradojas del problema climático es que tecnológicamente es fácil de resolver”.
Dos cosas al cierre.
La primera, en Twitter pregunté por obras favoritas sobre el fin del mundo: películas, documentales, arte, música, novela, poesía. Lo que sea. Hay buenas ideas en ese tuit. Si tienes alguna recomendación, responde este correo y cuéntame.
La segunda cosa es que hasta el 28 de febrero está abierta la primera convocatoria de manuscritos de Banda Propia Editoras. Toda la información está en este posteo de Instagram.
Y si quieres conocer más sobre Banda Propia, recomiendo este artículo publicado en Coolt: “A orillas del Pacífico, tres amigas fundaron una de las editoriales independientes más interesantes del Chile actual”.
Gracias por abrir este correo y leer hasta este punto, que ya no tiene retorno.
Te quería pedir dos favores:
Si te gustó este boletín, reenvíalo a alguien para que se suscriba.
Si quieres apoyar mi trabajo, considera hacer una donación. Sería una gran ayuda.
La próxima entrega de Hipergrafía llegará a tu correo el jueves 3 de marzo.
Conversemos: estoy en Twitter e Instagram.
También escribo Sala de herramientas, un boletín para profes virtuales, trabajadores remotos y procrastinadores seriales.
Eso es todo, cierre de transmisiones.
Me voy a leer.
Pato
A mi pasa lo mismo al leer en las pantallas, pierdo la sensación de estar pisando "página firme". Pero igual lo hago. Buenísimas las recomendaciones, me cautivó Missana con sus 6 C. Y me encanta Deleuze. Gracias Pato!