Hola, hipergrafista 👋
Terminé de leer A lo lejos, de Hernán Díaz, y aluciné.
Es una novela escrita en inglés por un argentino que se crió en Suecia. La historia es protagonizada por Håkan Söderström, un sueco que emigra a Nueva York a mediados del siglo XIX, se pierde —pierde el contacto con su hermano Linus—, da la vuelta por Sudamérica y llega al otro lado, a San Francisco. Y desde ahí se propone cruzar un país que no conoce, con un idioma que no entiende, para reencontrarse con su hermano.
El viaje del protagonista es territorial, psicológico, físico, religioso, idiomático. Todos sus músculos y sentidos son puestos a prueba. Håkan conoce a un naturalista que le explica el origen de la vida, se enfrenta a una pandilla de fanáticos religiosos, aprende a esterilizar instrumentos médicos, balbucea sus primeras palabras en inglés, construye un refugio subterráneo.
Una vida en movimiento que, sin embargo, se estanca.
En un momento de la novela perdí las referencias espaciales y temporales. Como su protagonista, me extravié con él. En un texto maravilloso, Ignacio Álvarez escribe: “Håkan simplemente no entiende el espacio que habita, en primer lugar porque no habla el idioma de sus naturales, claro, pero también porque esos naturales con frecuencia le son hostiles. Ese espacio, abstracto en principio, se vuelve rápidamente un inmenso desierto en el que las más de las veces escapa de sus enemigos y las menos, contadas con los dedos de una mano, encuentra la amistad”.
Subrayé muchas frases sobre el extravío de Håkan. Me gusta cuando el narrador sintetiza su estatus temporal: “El silencio y la soledad habían enturbiado su percepción del tiempo. Un año y un instante duran lo mismo en una vida monótona”. Y unas páginas antes: “En su cabeza reinaba un silencio absoluto”.
Es como si el protagonista se apagara o se suspendiera en el tiempo o entrara en un estado de intermitencia. Y, sin embargo, crece, envejece.
Mientras leía pensé en otras lecturas donde se cruzan la inmensidad del espacio con la indeterminación del viaje. Un libro al que siempre vuelvo: La carretera, de Cormac McCarthy, el recorrido de un padre y su hijo por un planeta devastado por un desastre innominado. Bellísimo. O El empampado Riquelme, de Francisco Mouat, que relata la historia de un hombre que se bajó de un tren en medio del desierto y desapareció… hasta que su cuerpo fue encontrado 43 años después.
Aluciné con A lo lejos. No tengo muy claro por qué. Alguna vez, hace casi veinte años, también fui inmigrante. Me enredé en el idioma y luego lo manejé, forjé amistades que luego se diluyeron, me desorienté en el espacio y después me ubiqué. Pero también estuve solo, yo y mis cavilaciones y mis preguntas sin responder. Quizás por eso disfruté tanto perderme con Håkan, tomarle cariño, entenderlo en medio de su permanente indefinición.
Eso es crecer, ¿no?
Salud, Hernán Díaz. Tremendo libro.
Leído, leyendo, por leer
Me devoré Ciencia oscura de Gabriel León. Una serie de historias sobre malas prácticas, negligencias, egoísmo, charlatanería, maldad, abuso y obsesión en el campo científico. Una de las frases más impactantes es la de Albert Kligman, un dermatólogo que experimentó macabramente con reclusos de la prisión de Holmesburg en Filadelfia: «las reglas no aplican a los genios».
Voy en la mitad de Preferiría que me imaginaran sin cabeza, de María José Bilbao, un conjunto de relatos protagonizados por mujeres que se sumergen en sus meditaciones. Hay un guiño que estoy detectando en cada texto: la percepción dañada, a ratos monstruosa, del propio cuerpo.
Mi siguiente lectura es Camino cerrado, una novela policial de Paula Ilabaca ambientada en Santiago en el año 2006, cuando aún no existía en Chile la tipificación del femicidio.
Ya te contaré más en las siguientes entregas de este boletín.
Colofón
Muchas gracias por leer hasta acá y no dejarme solo. Pese a la estridencia de internet, igual uno puede necesitar compañía.
Cerremos con una cita de Chicas en tiempos suspendidos, de Tamara Kamenszain (Eterna Cadencia, 2021):
“Si yo me hiciera ahora un test no de coronavirus sino de soledad seguramente me daría negativo. Resultado: NO ESTÁ SOLA”.
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Eso es todo, cierre de transmisiones.
Me voy a leer.
Pato