#28 Natalia Rozenblum, Roberto Fuentes y Patricia Rivera
Micro entrevistas para grandes lectores.
Hola, hipergrafista 👋
En esta edición de septiembre (#tikitikiti) seremos parte de una sinfonía espacial, nos sumergimos en la escritura de una narradora argentina y comprobamos que los mejores libros —como Papelucho— pueden ser una máquina del tiempo.
Si gustas, lee y comparte estas breves entrevistas:
Natalia Rozenblum nos cuenta sobre la escritura jadeante de su novela Los enfermos.
Roberto Fuentes nos habla sobre cómo la música inspira su proceso creativo y su nuevo libro Astro y la sinfonía infinita.
Patricia Rivera nos comparte sus lecturas del pasado, presente y futuro.
Esperamos que disfrutes esta entrega del boletín.
Natalia Rozenblum: “Hubo un momento en el que la convivencia con la protagonista se me hizo ardua”
Los enfermos, de la autora argentina Natalia Rozenblum, es una novela atravesada por frases cortas y punzantes. La historia transcurre en un hospital donde una madre cuida a su hijo adolescente en coma y se enfrenta a los recuerdos, miedos y amenazas de su entorno. La escritura de Rozemblum en esta obra se ha descrito como un jadeo: frases cortas en el presente, párrafos largos para el pasado. Tiene un ritmo marcado con un correlato visual. Conversamos con ella sobre este y otros temas.
—Los enfermos es una novela dura, áspera, que describe situaciones muy dolorosas. ¿Cómo se vive ese dolor a través de la escritura?
Se vive como si de hecho ocurriera. Cuando escribía la novela era un modo de transitar un dolor y al mismo tiempo, al trabajar con la palabra, de purgarlo. Hay algo de realidad confusa, lo que escribo es algo que también me está pasando. Por eso mismo hubo un momento en el que la convivencia con la protagonista se me hizo ardua, no podía despegarme de la historia.
—El presente en la novela se describe fragmentariamente, como suspiros o jadeos. Es muy gráfico visualmente: frases de tres, cuatro palabras. ¿Pensabas en cómo se “veía” ese texto cuando lo estabas articulando?
Sí, pensé mucho en el ritmo de la novela, en cómo contar una historia así de pesada y me pareció que esa forma de articular las voces, los diálogos, el monólogo interior y demás, todo con puntos y aparte daba un respiro, aligeraba en cierto modo eso que se decía. Por otro lado funcionaba tal cual: como un suspiro o un jadeo. El pasado, en cambio se cuenta en bloque, es algo que se asentó y que tiene el peso de la acumulación, del tiempo.
—¿Recuerdas alguna lectura en particular que te haya acompañado durante el desarrollo de esta novela?
Recuerdo haber leído, justo antes de iniciar este proceso de escritura, El niño proletario de Osvaldo Lamborghini. Con esa energía tecleé la primera palabra.
Enlaces:
Agradecemos a Editorial Kindberg por facilitarnos un ejemplar de este libro.
Roberto Fuentes: “Siempre imagino la vida con música de fondo y mis historias también”
El nuevo libro de Roberto Fuentes, Astro y la sinfonía infinita (Penguin), es una aventura musical que llama a reflexionar acerca de la pérdida de nuestros seres queridos en la infancia y la importancia de la empatía. Luisa, protagonista de esta historia tiene un encuentro “espacial” con un niño que no parece de este planeta y que le recuerda que la vida es una sinfonía sin principio ni final. El libro cuenta con las ilustraciones de Álvaro Troncoso.
—¿Cómo nació la idea de una amistad entre un niño espacial y una niña musical?
Todo nace de Estrella, un libro sobre una chica viajera espacial que nos remueve el mundo cotidiano nuestro. Astro deriva de ahí, pero todo lo anterior es una excusa para hablar sobre el duelo y cómo enfrentarlo, y creo que debe ser de forma natural y directa, los niños entienden mucho más de lo que creemos los adultos. Además, creo que las ilustraciones ayudaron mucho a crear las distintas atmósferas que envuelven a la historia.
—Escribir acerca de la pérdida de un ser querido es siempre complejo. ¿Qué te llevó a abordar esta temática?
Creo que en la literatura chilena infantil es un tema muy poco tocado. Y cuando se ha hecho se ha realizado con mucha timidez. La muerte es un tema que asusta a los niños, a mí me pasaba, por lo tanto es bueno enfrentar ese desafío. Esta pandemia se ha llevado muchos seres queridos. Era necesario plantear esta historia, creo.
—Por último, la música juega un papel fundamental en esta historia. ¿Qué rol tiene la música en tu vida de escritor?
La música me mueve a escribir historias, pues trastoca mis emociones y son las emociones las que me arrastran a teclear. Siempre imagino la vida con música de fondo y mis historias también. Y la metáfora de que la vida es una sinfonía infinita me convence y me gusta.
Enlaces:
Agradecemos a Penguin Random House Chile por facilitarnos un ejemplar de este libro.
Lecturas del pasado, presente y futuro con Patricia Rivera
Nuestra lectora del mes es Patricia Rivera, una comunicadora y académica de múltiples intereses, especialista en estereotipos de género en el audiovisual, gran conversadora, lectora voraz y directora del Diplomado en Comunicación y DD.HH. de la Universidad Alberto Hurtado. Acá nos comparte sus lecturas del ayer, hoy y futuro.
—¿Qué libros marcaron tu infancia y juventud?
La saga de Papelucho me enseñó que los libros eran las mejores máquinas del tiempo. La leí en las ediciones de mi madre. Tenían hojas amarillas gruesas y poco flexibles, y cada página soltaba ese fantástico y adictivo aroma a benzaldehído que es parecido a las almendras. Papelucho historiador fue uno de mis favoritos, todavía me acuerdo que explicaba que la gente importante tenía calle y micro. Comenzando la adolescencia hubo varios libros-tatuaje (esos que dejan escenas indelebles en la memoria). A los 14 años cayó en mis manos Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (también en una edición heredada, con olorcillo a vainilla... para entonces ya era adicta). Durante todo el tiempo de lectura viví entre Santiago y Macondo. Abría el libro en el metro y me trasladaba a la casona de los Buendía con las cruces de cenizas marcadas, las mariposas blancas, los gitanos, los fusilamientos... muchas veces me bajé tres estaciones después de mi casa (aún me pasa). Otro libro vital fue Sueños, de la periodista Malú Sierra donde entrevistaba a la doctora Lola Hoffman. Ahí por primera vez leí sobre Carl Jung, sobre los arquetipos y su fuerza en los relatos.
—¿Qué libro sientes que le habla a la Patricia de hoy y por qué?
Algunos libros de mi juventud que me siguen hablando, y son parte del ADN de mis lecturas. Dentro de la estructura están Edgar Alan Poe, Raymond Carver, Faulkner, Melville. En algún punto de la vida me enamoré de la novela norteamericana y derivé a su hijas más turbulentas: las novelas policiales. La Dalia negra de James Ellroy, me sigue impresionando. Los dos libros publicados hasta ahora por Nic Pizzolato (creador de la serie True Detective de HBO), me parecen entrañables, poéticos y a la vez feroces. En ese mismo acorde pero con otras melodías soy una lectora empedernida de Joyce Carol Oates, una maestra de la letras y de la articulación de las líneas narrativas (si puede leer Qué fue de los Mulvaney, por favor, háganse ese favor). Otro de mis autores favoritos es Cormac McCarthy, muy en la línea de ese lenguaje veterotestamentario, austero, capaz de describir a personajes heroicos en los parajes más desolados. Una literatura de fronteras. Y antes que se me acaben las palabras solicitadas, tengo que decir que Mariana Enríquez, sus fantasmas y sus tumbas, me sostuvieron en las cuarentenas. Sin su brujería no resisto el encierro.
—¿Qué libro te entusiasmaría leer?
Lo viene en mi lista futura son Yoga de Emmanuel Carrère, y Santos y Daimones de Rita Segato, este último es un libro de investigación sobre santería Yoruba y politeísmo afrobrasileño. En este momento estoy felizmente sumergida con Los cautiverios de las mujeres de la antropóloga mexicana Marcela Lagarde. Todo me entusiasma, finalmente soy algo así como el monstruo come galletas pero de palabra. Confieso que me he convertido sin mayores traumas a la tinta digital, pero extraño el olor a vainilla y almendras del papel, el pasar páginas, subrayar con lápiz grafito y hacer orejas de perro en las esquinas de las hojas. Apropiarse del objeto libro. Extraño el hechizo del tolueno y el etilbenceno, que son el pasaje sensorial a mensajes de otro tiempo, experiencias de otros humanos y torrentes de ideas de otras y otros se instalan en mi cabeza… Como buena yonqui, todos los libros (salvo los papers) me entusiasman.
El animal lector
Rockstar, la estrella de mar, está sumergida en el mundo de los audiolibros. Le encantan los libros de autoayuda y sanación espiritual. Su autor preferido es Deepak Chopra.
Finaliza esta edición de Hipergrafía. Si leíste hasta acá te lo agradecemos. Preparamos este boletín con mucho 💕.
Si te es útil lo que hacemos, comparte este correo para que más personas lean estas micro entrevistas y micro recomendaciones.
Felu está en Instagram; Pato está en Twitter e Instagram.
Eso es todo, cierre de transmisiones.
Nos vamos a leer.
Felu y Pato