Hola, hipergrafista 👋
Diciembre es un mes rudo, pero se pasa mejor si nos acompañamos de lecturas.
Hoy te traigo la edición 2021 de “El mejor libro que leí”. Este ejercicio lo hice hace algunos años en Ojo en Tinta (puedes revisar las listas de 2017 y 2018).
¿En qué consiste? Le pedí a personas que admiro —lectores voraces y refinados— que eligieran el mejor libro que leyeron este año.
Establecí tres requisitos:
Tienes que elegir un solo libro. No dos, cinco o diez. Uno solo.
Tiene que ser un libro publicado el 2021.
Tienes que explicar en un par de líneas (50-100 palabras) por qué fue el mejor que leíste.
Abajo podrán leer las respuestas que gentilmente compartieron con la comunidad de Hipergrafía.
Si te animas y quieres recomendar tu lectura del 2021, responde este correo o responde a mi pregunta en Twitter (¡y cumple con los requisitos!).
Vamos con esas lecturas.
Uno que cumple con los requisitos y que recomiendo es Diez días en un psiquiátrico, de Nellie Bly, publicado este año por editorial Alquimia. El libro es un reportaje largo de la periodista Elizabeth Jane, que usaba como seudónimo el nombre Nellie Bly. Ella es precursora del periodismo feminista de fines del siglo XIX y principios del XX. En este reportaje, se hizo pasar por una persona con demencia para entrar de incógnito a un psiquiátrico-isla en Nueva York. Allí se dio cuenta de que muchas de sus compañeras estaban cuerdas y que en el lugar se maltrataba y torturaba a las pacientes. Además de conmovedor, el relato está escrito con una pluma ágil y muy aguda, con observaciones muy críticas de las injusticias sociales de su época.
—Lissette Fossa es periodista y una excelente lectora.
El fallo muscular (Noctámbula) es una novela en que dos físico culturistas quieren llevar su cuerpo hasta el extremo mientras se insinúan y calientan a través de guiños no del todo explícitos. En la novela de Cristián Cristino hay una repetición placentera. Pareciéramos estar leyendo siempre un mismo capítulo que se construye a partir de una arquitectura distinta. Pese al giro de esta constante, el texto encaja y funciona como una máquina donde está todo calculado, pues su autor no busca una literatura que sorprenda, más bien, posiciona la inmensidad de las mismas temáticas como capas sobre las que volver una y otra vez.
—Joaquín Escobar es autor de Las cosas que hice por la Cato y Se vende humo, entre otros títulos.
Voto por Días festivos de Carolina Soto (Overol). Es una novela cortita y cotidiana, entrañable porque evoca un mundo real que habitamos —esa canción que escuchaste hace poco, esa plaza donde te sentaste a esperar un día. Habla de las relaciones, no sólo amorosas, sino también familiares, con amistades, incluso con las versiones de una misma: la que fuiste, la que eres, la que nunca serás. Cuando me lo terminé, lloré. Un poco porque tocaba despedirme, y también porque entendí a la narradora y me sentí entendida por ella. Es un libro para las que estamos cerrando procesos y empezando otros nuevos, con un poco de reticencia aún a crecer.
—Bernardita García J. es co-fundadora y editora de Berrinche Ediciones, y autora de La gente como uno.
Tengo novelas, poemas y varios ensayos favoritos, pero intentando seleccionar solo los hacía competir, y eso es injusto. Si pienso en el mejor libro (¡qué difícil!), creo que habría de ser alguno que reúna o se eleve sobre las categorías: Chicas en tiempos suspendidos, de Tamara Kamenszain (Eterna Cadencia). Feminismo, poesía de poetas latinoamericanas, crítica, experimentación, poesía, ¡cahuines! Un libro hermoso que revisa el pasado, pone paños tibios, y arma una idea de lo que puede ser el futuro, sin olvidar nunca que el presente pende de un hilo, tan inestable, siempre a punto de caer “y sin embargo y sin embargo”...
—Gerardo Jara es subdirector del Espacio Literario Ñuñoa y co-anfitrión del podcast Lectura complementaria.
Uno de los mejores libros que leí este año fue Cuando las mujeres fueron pájaros. Cincuenta y cuatro variaciones de la voz de la escritora estadounidense Terry Tempest Williams editado por Jámpster. Un cruce entre memoria, novela, ensayo y lo testimonial en clave ecofeminista y con una mirada llena de poesía. La relación filial madre hija, el vínculo con el territorio y la consecuencia política, entre otras reflexiones, hacen que este relato sea una invitación a detenerse en tiempos agitados, abrazar la naturaleza y a centrarse en lo esencial.
—Astrid Donoso es periodista y mediadora de lectura (y con un "jejeje" dice "obsesiva de libros".
Este año leí harto y variado, pero me quedo con Mientras dormías, cantabas, de Nayareth Pino Luna (Los Libros de la Mujer Rota), una novela debut que atrapa gracias a su combinación de recuerdos dolorosos, los silencios permanentes, la lírica cumbianchera, los afectos reprimidos, la negación del duelo y la imposibilidad de escribir. Una historia de vida —de varias vidas— condensada en una noche de año nuevo que oscila como un termómetro emocional que se menea entre la euforia y la melancolía. En la edición #30 le hice tres preguntas a Nayareth sobre su proceso creativo y dejó esta frase, entre otras: "Escribir es componer, es jugar con aquello que se va dibujando en el papel".
—Patricio Contreras es autor del mejor boletín de libros, Hipergrafía.
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Las primeras páginas
Publiqué una nueva lectura de las #PrimerasPáginas: Panza de burro de Andrea Abreu (Kindberg, 2021). La puedes ver en Youtube y la puedes escuchar en Spotify o en otras plataformas.
Finaliza esta edición de Hipergrafía. Si leíste hasta acá te lo agradezco mucho 💕.
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La próxima entrega de Hipergrafía llegará a tu correo el jueves 30 de diciembre.
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Eso es todo, cierre de transmisiones.
Me voy a leer.
Pato